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Despertando

-Mamá, ¿vos también te vas a morir como el abuelo?- preguntó el niño con los ojos mojados y enrojecidos.
La experiencia de la muerte temprana confundió al niño y por falta de una respuesta correcta, vivió muchos años en la ignorancia. Temiendo a la muerte y por lo tanto, temiendo a la vida.
Tardó años en saber que no entramos en la eternidad, ni salimos de ella, simplemente porque vivimos en la Eternidad.
Durmió gran parte de su vida porque nunca le dijeron que antes de ser, éramos; siendo, somos y dejando de ser, seremos.

Nunca le han dicho que vida y muerte son formas de eternidad.

-¡Hola! ¿Cuándo te vas a decidir a  ser dios?
-¿Yo? Yo soy un hombre, nunca seré un dios.
-Ya sos un dios en tu interior, sos un hombre sólo por fuera.
-¡Qué estás diciendo! ¿Yo un dios? –
-Ni lo dudes ¡Sos un dios!  En esencia sos un ser divino viviendo una experiencia humana-
-¿Qué cosas raras estás diciendo?-
-Nada más simple. Tu esencia,  tu realidad, tu ser, es algo divino, algo permanente-
-Vamos. Esas son tonterías-
-No son tonterías. Dentro tuyo, en ese cuerpo que vos tenés, hay una semilla viva. Ella es tu esencia, tu realidad. ¡Tu ser! Esa semilla sos vos verdaderamente.-
El hombre quedó en silencio, pensando. Y luego dijo
-Entonces, si vos tenes razón, yo soy un dios que ocupa un cuerpo. Y si eso es verdad, ¿por qué motivo me quedo aquí adentro sufriendo necesidades y dolores? ¿Para qué me quedo aquí, atrapado en éste cuerpo que se deteriora?  ¿Vos me estás proponiendo que haga morir éste cuerpo para volver a nacer y ser libre, como un dios!, sin penas, necesidades ni dolores? … Pero ¿cómo puede volver a nacer aquello que muere? Yo, un hombre, ¿puedo morir y nacer como un dios? Vaya idiotez-
-No. No es así. Un hombre muerto no puede dar origen a un dios vivo, ese es el punto-
-Pero ¿no es esto lo que querés de mí? ¿Qué muera como hombre para vivir como un dios?-
-No, simplemente te digo que vos, como hombre, podés vivir plenamente, siendo consciente de tu esencia, porque esa es tu realidad,  lo mismo que soy yo-
-¿Y después morir?-
-Nadie muere. Solo es un cambio de estado. De hecho, la muerte no existe, solo es producto de tu ignorancia de las cosas. En tu cuerpo de carne y hueso no está la vida, en todo caso, sos vos quien le da vida a ese cuerpo. “Aquello” que vive sos vos. Y vive siempre, como yo-
-No logro entenderte. Esto es muy difícil para mí-
-Probemos si lo ves de esta manera. Imagina que sos un fruto. Digamos… una nuez. Tenés por fuera una cascara dura y por dentro una semilla. La cascara es lo que vos reconoces hoy como tu cuerpo y la semilla es lo que yo te estoy tratando de decir que sos vos. Tú esencia. Tu verdadero ser. Por otro lado estoy yo –Dios-, que vendría a ser un nogal, el árbol de donde salen las nueces. ¿Me seguís?-
-Perfectamente. Yo soy la cosa con forma de cerebro que está dentro de la cascara de nuez. Yo soy lo importante, lo que tiene vida, la cascara es mi cuerpo, que es poco importante, y vos sos como un árbol que da nueces-
-Exacto. Lo que viene ahora es importante: Vos sos en potencia  lo que yo actualmente; es decir, tenés la capacidad de llegar a ser como yo, estás vivo, como yo estoy  vivo; pero vos estás vivo y  dormido, como una semilla dentro de la cascara de su fruto, esperando un ciclo, durmiendo, mientras que  yo, el árbol, vivo despierto-
-Casi lo tengo. No está del todo mal. Pero es muy rebuscado. Muy místico-
-Que sea místico no significa que sea absurdo. Vos y yo estamos realmente vivos, pero nuestro modo de estar vivos difiere el uno del otro: Vos vivís dormido como una semilla, esperando tu tiempo de despertar, como viviendo un sueño, dentro de un cascarón, que es solo un cuerpo que te cubre mientras estás esperando que se cumpla tu ciclo. Yo, como alma que soy, vivo despierto. Yo soy un árbol. Vos una semilla.
El hombre nuevamente quedo en silencio. Intentando comprender la diferencia entre la vida durmiente y la vida despierta,  y comprendió que tanto una como la otra eran vidas reales; lo que se le estaba explicando es que luego de un ciclo, ocurre un cambio para una vida intensa, más fuerte, completamente despierta. Cuando la cáscara de la nuez se deteriora, la semilla  despierta  y vive consciente de lo que en verdad es. Y dijo:
-Entonces, Yo soy dios, tanto como vos, solo que hasta ahora no lo sabía y por eso vivía un sueño creyendo que yo era mi cascara.
-¡Muy bien! Ahora lo que tenés que saber es que para despertar no hace falta salir de tu cascara. Es decir. No tenés que, como vos decís: morir. Porque podés vivir despierto y disfrutar plenamente de la vida dentro de ella, mientras la cascara (tu cuerpo) dure. Hasta que ella se abra y que vos, la semilla, pueda salir y ser como yo. Un árbol de vida despierto y consciente-
-¿Pero para ser como vos tengo que morir?-
-Nunca morirás. Solo cambiarás tu estado. Aquella cáscara que te cobijó llegará a su término, cumplirá su propósito y vos, como toda semilla, germinarás y te verás diferente, ya no te confundirás con tu piel y tu carne, porque estarás despierta completamente. Volverás a ser un dios despierto, desprendiendo vida constantemente… creando semillas.

 

-Papá, ¿vos también te vas a morir,  como mamá?- preguntó la niña con los ojos mojados y enrojecidos
-No querida hija, la muerte no existe-

 

Pedrovivo 25 de Noviembre de 2011

 

Si querés hacer algún comentario podes enviarlo a pedrovivo_@hotmail.com

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